DEJAR QUE MI VOZ HAGA RIMAS.
El otro día me acordé de ti, ven a salvarme o a sacarme de aquí. He estado con mi orgullo hablando de llamarte, hace tiempo que no sé de la suerte.
Pensando en volver a verte, a odiarte o a comprenderte. Ya no me acuerdo de cuando fuí feliz, creo que estabas aquí, todavía huele a ti...
Admito que en todo este tiempo te he echado en falta, no veas como dolió mirarte y que no te importase como cambian las cosas. Y bueno, te llamé para ver como estabas, pero no contestaste. No esperes que vuelva a arrastrarme, ya no sé si fiarme.
Sólo quería decirte que tu marcha fue como un salto en el vacío, ojalá no te hubiera conocido. Fue como pasar un aguacero enfrente del espejo, algo parecido a ir viendo como poco a poco todo se queda en el fondo.
Nuestra historia duró lo que dura un soplo de aire y cuesta olvidar lo que tarda una estrella en dejar de brillar.
El día que te largaste me propuse una meta, no iba a pensarte, ni sentirte, ni escribirte y mucho menos llamarte. Espero que escuches este mensaje y que lo entiendas, sabes que yo siempre he sido mas de papel y tinta que dejar que mi voz haga rimas.
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