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Mostrando entradas de abril, 2016

Querida (...):

Querida Joan: Pienso, siento y me lamento. Estoy de pies, mirando nuestra casa. Corrijo, la que podría haber sido nuestra. Estuvimos a un paso de comprarla, ¿recuerdas? Cada vez que pasábamos por aquí nos parábamos imaginando como iba a ser nuestra vida. Los columpios de los niños, a la izquierda de la casa, y a la derecha, el porche con unos grandiosos sofás de color blanco. Los nuevos inquilinos tienen todo precioso, incluso mejor que antes. Todo lleno de flores y con algo que desprende una paz inmensa... ¿Recuerdas cuando la pusieron en venta? No tardamos ni un segundo en mirarnos y tocar el timbre. Si por fuera era bonita, por dentro era el paraíso. Nos gustaba absolutamente todo, no queríamos cambiar ni las cortinas del dormitorio. Me pregunto en qué fallé, todo era tan bonito, ¿en qué jodido momento la cagué? No logré que te quedarás, tampoco que nuestros planes fueran hacia delante. Aunque pensándolo bien, hubiera sido un egoísta si no te hubiese dejado marchar. Era tu s

CADA FEBRERO

Estoy aquí, como cada Febrero escribiéndote versos en el cuerpo. Mirándote a lo lejos y sin reflejos. Dibujo el eco de mis pensamientos mientras sueño como cumplir del 1 al 300 sin usarte de recuerdo, sino de velero. Rezo sin creer en monumentos pero sí en el viento, ese que nos hizo estar atentos y conocernos ¡sin miedo! "He vuelto" me dices con el intento de tener el sustento de unos besos y el tiempo entre tus dedos. Me pierdo si no te veo. Me siento lejos, por eso te espero. Aquí, como cada Febrero.

CAMBIAR DE RUMBO

Suelo pensar que la vida se basa en un folio en blanco. Nosotros escribimos nuestra propia historia, tachamos lo que nos ha salido mal, resaltamos lo que queremos recordar y borramos lo que queremos olvidar. Arrugamos el folio con enfados y daños, lo mojamos con lágrimas, alguien nos ayuda a restablecerlo. Escribimos más hojas, pasamos las páginas, dejamos el escrito a medio terminar, elegimos otro color de tinta cuando decidimos cambiar de rumb o , volvemos al papel usado. Ponemos paréntesis, comas, puntos suspensivos, puntos a secas, puntos finales y podría pasarme horas poniendo más ejemplos. Pero yo lo que verdaderamente quiero es pasarme horas susurrando que te quedes un ratito, que sigas mirándome como sólo tú sabes hacerlo y que no te de tiempo a echarme de menos. Porque quiero que sigas siendo tú el que arregle mis días justo antes de que queme esa página y que si hay que mojar el folio que sea con alegría. Quiero poner comas para respirar tras un beso y p