...PERO SE ESTABA TAN BIEN A TU LADO...
Tiré de la camisa bruscamente, con tan mala suerte que se rompió, como días antes se había roto mi corazón, en pedazos. Con lo duro que había sido y lo frágil que me había vuelto en estos últimos meses. Yo, que nunca me había enamorado, ni siquiera esta vez. O eso creía hasta que rozamos las ruinas de Roma,