...PERO SE ESTABA TAN BIEN A TU LADO...

Tiré de la camisa bruscamente, con tan mala suerte que se rompió, como días antes se había roto mi corazón, en pedazos. Con lo duro que había sido y lo frágil que me había vuelto en estos últimos meses. Yo, que nunca me había enamorado, ni siquiera esta vez. O eso creía hasta que rozamos las ruinas de Roma,
 

entonces me dí cuenta de que estaba atado de pies y manos a tu cuello. Intenté deshacerme de las cuerdas que me unían a ti, pero se estaba tan bien a tu lado...
Es verdad que no todo fue bueno, tuvimos días que eran tremendas montañas rusas pero así, nos conocimos un poco más. Eras mi ángel de la guarda, déjame ser cursi, me haces tanta falta...
Te daba todo lo que tenía, no era mucho, pero era mi forma de quererte. Te aguantaba en los días malos, con tus tonterías y con esas manías que aparecieron de repente. No sé si a ti te pasaba lo mismo, pero a mi me hechizaban tus ojos de recién levantada. Me moría por que se repitiera eso de despertarme todos los días bajo tus sábanas. Hiciste de mis malos días, una rutina nueva en cada amanecer.
A veces, cuando me despierto de una pesadilla, me giro para que me calmes, pero este hueco está tan vacío desde que te fuiste...
Eras una chica original, incluso el día que me escribiste en el espejo tu despedida.
Me habría gustado repetir esos momentos en los que tú te convertías en mi equilibrio... y es que nunca me caí.

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