LA LUZ DE MIS DÍAS

Mi rutina, algo que ha encajado tan rápido, la luz de todos los días y la sombra que necesito cuando el sol me ciega. Las noches escribiendo versos en tus curvas, la cura para todos los problemas.
Los roces entre tus dedos y los mios, entre tu cara y mis pestañas. Lo que dura una noche de estrellas sobre la azotea de esa casa abandonada, esa a la que hicimos nuestra. Lo que dura un aguacero sobre tus pestañas.
Eres lo que todo el mundo quiere desde que empiezan a aparecer los montones de hojas de todas las tonalidades hasta que el sol ya no calienta a finales de verano. Siempre digo cuanto quema cuando te alejas pero nunca como arde mi corazón cuando estás tan cerca.
Es que eres ese plato mojado que resbala tan fácil y eres esas ganas de que el día no se acabe jamás. Los ojos brillantes y las muecas cuando sobran las palabras. Me declaro inocente de perderme cada vez que pronuncias mi nombre, encontrarme un rato después. Después de regalarme una sonrisa tan tuya... 
Y esto no es ningún cuento chino, esto es nuestra historia escrita sobre tu espalda.

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