Ni todo tan bueno, ni todo tan malo.

Después de la tormenta, llega la calma, eso dicen. Y la verdad es que no importa cuanto dure la tempestad, que después va a venir algo nuevo o lo de siempre, pero algo mejor. Pregúntaselo a un día de verano después de eso, de una tormenta.
Que negro ves el día cuando llueve y que bonito se ve el arco iris cuando sale el sol. Para mi, las cosas empiezan a valorarse cuando careces de ellas. ¿Quién valoraría las puestas de sol si nunca anocheciera? Y ¿Quién no valoraría las sonrisas si el mundo estuviera repleto de lágrimas? Soy de las que piensan que nunca todo es malo o bueno, por mucho que nos pueda gustar. Que las cosas buenas se valoran cuando las malas empiezan a ser más de la cuenta. Que la familia siempre esta ahí, pero que la valoras más cuando te empieza a faltar el cariño y que la luna llena es bonita porque no siempre se ve entera.















Que a falta de cariño, unas palabras agradables hacen magia y que a falta de días buenos, una muestra de ternura hace de ti, alguien feliz. 

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