EL COLOR DE ENERO

El café tan rico que haces todas las mañanas.




Todas las mañanas en las que me despiertas entre lentos besos.
Besos dulces entre las sábanas.
Sábanas que han aguantado noches de descontrol, noches sin poder dormir.
Dormir abrazada a ti con la lluvia de fondo.
Fondo norte o sur, todos nos conocen.
Conocen este amor como yo conozco esa parte débil de tu corazón.
Corazón que tiene de todo, menos rencor.
Rencor acumulado que desapareció el día que me enseñaste el color de enero.
Enero en tus manos, julio en el piano.
Piano que toca baladas tan ardientes como balas.
Balas sin alas, pero con malas miradas.
Miradas que tendrían que congelarse para estudiar en un futuro lo que es enamorarse.
Enamorarse de tus ojos, de tu pelo, de tu cara, de lo que soy cuando te veo.
Veo bien eso de vivir juntos, me da igual no tener dos duros.
Duros como los metales, frágiles como pueden ser los finales.
Finales de cuento, aunque pensándolo bien, dejémonos de historias y sigamos el viento.


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