Simplemente tú

Me enseñaste a andar de puntillas para no hacer ruido, a dar marcha atrás cuando las cosas no iban por buen camino. De ti aprendí a encontrarme en las noches de tristeza, a mirar la luz de luna y sentirme tan frágil como una vela. Tuviste más que razones para irte y aún así te quedaste para descubrirme que era abrir los ojos y verte despeinado todas la mañanas. Para mostrarme que frío hacía cuando me quedaba esperando a que aparecieras, tarde, por esa esquina. Crecí como persona,  entendí lo que era hacer feliz a la gente que quieres, a luchar para convertirte en quien eres. Tuvimos mil y una caída, mil y una vez dijimos se acabó y dos mil veces me diste la mano y me dijiste que no. Hoy quiero agradecerte todo lo que has hecho por mi y regalarte todos los granitos de arena que has puesto a mi alrededor a lo largo de estos años, a lo largo de tu vida a mi lado.

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